Fuentes: En la Suma Teológica: “¿Dios existe?” (I, q.
2, a. 3) y con paralelo en la Suma Contra los Gentiles: “Razones para
probar la existencia de Dios (1, cap. 13).
“Santo Tomás, plantea dos fuertes
objeciones a la existencia de Dios que es necesario superar. La primera dice relación al mal: si suponemos
entre dos contrarios que uno es infinito, éste anula por completo a su opuesto. Si hubiese Dios, no habría mal alguno; pero
en el mundo hay mal; luego, es preciso concluir que Dios no existe.
La
segunda dificultad propone una “economía de principios” en la realidad: lo que
pueden realizar pocos principios no lo hacen muchos. En el supuesto de que Dios
no exista, pueden otros principios realizar cuanto vemos en el mundo, ya que
las cosas naturales se reducen a su principio que es la naturaleza, y las cosas
libres, al suyo que es el entendimiento y la voluntad humana. ¿Por qué,
entonces, sería necesario afirmar la existencia de Dios?
Estamos frente a dos objeciones
fundamentales que ponen en cuestión la existencia de Dios: una, proveniente de
la existencia concreta del mal (que involucra, evidentemente, la libertad); la
otra, fundada en una explicación de la realidad que no parece necesitar de la
trascendencia.
En otras palabras, el problema de la
existencia de Dios no es meramente algo abstracto, sino que comporta una íntima
relación con nuestro modo de situarnos en el mundo. Es por esta razón que nuestra reflexión sobre
la existencia de Dios se vincula íntimamente con la pregunta sobre el origen
del mal y la existencia de la libertad, puesto que desde estas experiencias
humanas surgen, definitivamente, las más apremiantes objeciones.”
1. Primera vía: por el movimiento.
La primera y más clara vía se funda en el movimiento.
1. Es innegable, y consta por el testimonio de los
sentidos, que en el mundo hay cosas que se mueven.
2. Todo lo que se mueve es movido por otro.
2.1. Nada
se mueve más que en cuanto está en potencia, respecto a aquello para lo que
se mueve.
2.2. Mover
requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar algo de la
potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto.
2.3. No
es posible que una misma cosa esté, a la vez, en acto y en potencia respecto a
lo mismo, sino respecto a cosas diversas.
2.3.1. Es, pues, imposible que una cosa sea por lo
mismo y de la misma manera motor y móvil, como también lo es que se mueva a sí
misma.
2.4. Por
consiguiente, todo lo que se mueve es movido por otro.
3.
Pero si lo que mueve a otro es, a su vez, movido, es necesario que lo mueva un
tercero, y a éste, otro.
4. Mas no se puede seguir indefinidamente, porque así
no habría un primer motor y, por consiguiente, no
habría motor
alguno, pues los motores intermedios no mueven más que en virtud del que
reciben del
primero
5. Por consiguiente, es necesario llegar a un primer
motor que no sea movido por nadie...
5.1. ...y éste es el que todos entienden
por Dios.
2.
Segunda vía: por la causalidad eficiente
1. Hallamos que en este mundo sensible
hay un orden entre las causas eficientes.
2. Pero no hallamos que cosa alguna sea
su propia causa.
2.1. Pues en tal caso habría de
ser anterior a sí misma, y esto es imposible.
3. Ahora bien,
tampoco se puede prolongar indefinidamente la serie de las causas eficientes:
3.1. Porque siempre que hay causas eficientes
subordinadas, la primera es causa de la intermedia, sea una o muchas, y ésta,
causa de la última, y puesto que, suprimida una causa se suprime su efecto, si
no existiese una causa que fuera la primera, tampoco existirían las intermedias
ni la última.
3.2. Si, pues, se prolongase indefinidamente la
serie de causas eficientes, no habría causa eficiente primera y, por tanto,
ni efecto último ni causa eficiente intermedia, lo que evidentemente es falso.
4. Por consiguiente, es necesario que exista una causa
eficiente primera...
4.1. ...a la que todos llaman Dios.
3. Tercera vía: el ser
contingente y el ser necesario.
1. Hallamos en la
naturaleza cosas que pueden existir o no existir, y vemos seres que se
producen y seres
que se destruyen; por tanto, hay
posibilidad de que existan y de que no existan.
2. Es imposible que los
seres de tal condición hayan existido siempre, ya que lo que tiene posibilidad
de
no ser, hubo un tiempo en que no fue.
3. Si todas las cosas tienen la
posibilidad de no ser, hubo un tiempo en que ninguna existía.
3.1.
Si esto es verdad, tampoco debiera existir ahora cosa alguna, porque “lo que no existe, no empieza a existir más que en
virtud de lo que ya existe”.
3.2.
Si nada existía, fue imposible que empezase a existir cosa alguna y, en
consecuencia, ahora no habría nada, cosa evidentemente falsa.
3.3. Por consiguiente, no
todos los seres son posibles o contingentes, sino que entre ellos,
forzosamente, ha de haber alguno que sea
necesario.
4. (Por tanto) ...es forzoso que exista algo que sea
necesario por sí mismo y que no tenga fuera de
sí la causa
de su necesidad, sino que sea causa de la necesidad de los demás...
4.1. ...a
lo cual todos llaman Dios.
4. Cuarta vía: considera
los grados de perfección que hay en los seres
1. Vemos en los seres que unos son más o
menos buenos, verdaderos y nobles que otros, y lo
mismo sucede con las diversas cualidades.
2. Pero el más y el menos se atribuye a
las cosas según su diversa proximidad a lo máximo. Por
lo cual, el ente verísimo se identifica con el ente supremo.
3. Lo
máximo en cualquier género, es causa de todo lo que en aquel género existe.
4. Existe, por consiguiente, algo que es
para todas las cosas causa de su ser, de su bondad y de
todas sus perfecciones...
4.1. ...y a esto nosotros
llamamos Dios.
5. Quinta vía: considera el orden del
mundo.
1. Vemos
que cosas que carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, obran por un
fin.
1.1. Esto
se comprueba observando que siempre, o casi siempre, obran de la misma
manera
para conseguir lo que más les conviene.
1.2.
Por donde se comprende que no van a su fin obrando por azar o casualidad, sino
intencionadamente.
2. Lo que carece de conocimiento no tiende a un fin si no lo dirige alguien que entienda y
conozca, a la manera como el arquero dirige la
flecha.
3. Por lo tanto, existe un ser inteligente que dirige
todas las cosas naturales a su fin...
3.1. ...y a esto nosotros llamamos
Dios.