miércoles, 25 de mayo de 2016

Cuestión 6: ¿Dios le habló a la humanidad? (Religión revelada e historia).



   En la cuestión 5 vimos que es, no sólo posible, sino incluso probable, que Dios le hable a la humanidad. Los judíos y los cristianos decimos que esa revelación comenzó cuando Dios llamó a Abraham. Y los cristianos decimos que esa comunicación de Dios con la humanidad alcanza su cumbre en el envío de su Hijo al mundo.
            De aquí en adelante deberemos revisar si estas afirmaciones tienen suficiente fundamento, como para ser aceptadas razonablemente por una persona sensata.


1. La conveniencia de una revelación de Dios en la historia.

            El hombre es un ser histórico por naturaleza. Por eso, si Dios quisiera comunicarse con el hombre, sería conveniente que lo haga en la historia, que es el ámbito propio del hombre. Además, esto dejaría a salvo la trascendencia de Dios –que se manifestaría en la historia, pero no estaría “encerrado” en ella– y mostraría el valor mismo de la creación y de la historia del hombre (al contrario de las religiones puramente místicas, que huyen de la historia, y desprecian la creación material).
            Además, el hombre es un ser relacional por naturaleza. Toda su existencia está tejida de relaciones y

Cuestión 5: ¿Puede haber una comunicación de Dios con el hombre?



Objeción: Dios es infinitamente otro...
      
1. Desde Dios.

1.1. Dios es Luz: es posible que se revele al hombre.

            Hemos visto que Dios es el Ser Supremo, Absolutamente Simple e Infinitamente Perfecto. Como decíamos en la Cuestión 4, decantando el contenido de la “cuarta vía”: “Dios es la Vida, Dios es la Verdad, Dios es el Bien, Dios es la Belleza; es decir: Dios es la realización perfecta, infinita y simultánea de todas las cualidades positivas, en un solo Ser”.[1]
            Tomemos de aquí la afirmación “Dios es la Verdad” –o, como le gusta decir a San Juan “Dios es Luz” (1ª Jn 1,5; ver también Jn 9,5 y Ap 21,23; 22,5). Si Dios es la Verdad, si Dios es la Luz, entonces Dios es lo máximamente cognoscible: no hay nada más visible que la Luz –la cual, incluso, nos permite ver las otras cosas–, no hay nada más claro que la Verdad. Por eso, la contemplación de Dios nos llenará de Luz y de Sabiduría.
            Y también vimos que Dios es un Ser Personal.[2] Y, como todo ser personal tiene conocimiento de sí mismo, también Dios se conoce a Sí mismo, pero en Su caso esto se realiza de modo infinito y perfecto. En este sentido, si Dios quisiera revelarse al hombre, lo podría hacer de un modo pleno;  pues, ni siquiera tendría el obstáculo que tenemos nosotros a veces, cuando queremos decir a otro lo que nos pasa... y no sabemos, o no podemos.
            Desde estas dos perspectivas –“Dios es la Verdad” y “Dios se conoce a Sí mismo”–, podemos decir que es posible que Dios se revele al hombre.[3]


1.2. Dios es Amor: es probable que nos invite a una relación interpersonal amistosa.

            Pero hay algo más. También hemos recordado recién que “Dios es el Bien”, Dios es la Bondad. O, como le gusta decir a San Juan “Dios es Amor” (1ª Jn 4,8). Y lo propio de la bondad, lo propio del amor es dar... y, sobre 

martes, 10 de mayo de 2016

Cuestión 4: ¿Cómo es Dios?



1. Objeciones.

1. Dios es castigador: así lo muestran los mismos textos de la Biblia, como el Diluvio (Gn 6,9ss) o las plagas de Egipto (Ex 7,14ss).
2. Muchas religiones de la historia han creído en muchos dioses y no en uno. Así que no queda claro por qué haya que creer en un Dios.

2. Respuesta general.

Siguiendo la reflexión que iniciamos en la Cuestión 3 podemos decir:
1. La primera vía nos mostró a Dios como el “Primer Motor Inmóvil” (o, como decíamos en la parábola, la “Perfecta Locomotora Universal de la Vida, la Luz y el Amor”) entonces –y ya está dicho– Dios es infinitamente Perfecto.[1] Y, ya habíamos visto allí, que esta Perfección infinita incluye la Inteligencia, la Voluntad, etc., y por lo tanto, Dios es un Ser Personal.[2]
2. La segunda vía nos mostró a Dios como la “Causa incausada universal” (o el “Creador increado”), entonces Dios es absolutamente Simple.
Esto es así porque Dios no tiene composición alguna: no tiene materia (porque la materia implica tener potencialidad); no tiene composición de esencia y existencia (como vimos en la tercera vía); ni tampoco tiene composición de sustancia y accidentes (pues, en este caso la sustancia está en relación de “potencia” a los accidentes que la ponen en “acto”).[3]
Además, Dios no puede ser compuesto, pues todo compuesto depende de sus elementos componentes, que son anteriores a él… y Dios no depende de nada, y no hay nada anterior a Él.
Por otra parte, “todo lo compuesto es causado” (o –lo que es lo mismo– creado) pues los elementos de un compuesto se reúnen, gracias a una causa que los une.
3. La tercera vía nos mostró a Dios como el “Ser Necesario” (que existe, y no puede no existir); y esto es así porque Dios es su propia Existencia Infinita. O, como dice el CCE 213: “Dios es la plenitud del Ser y de toda perfección, sin origen y sin fin… (Dios) es su Ser mismo y es por Sí mismo todo lo que es.”
4. La cuarta vía, nos mostraba también a Dios como el Ser Supremo en Quien residen de modo perfecto todas las que cualidades que comunica “según grados” a sus criaturas: Dios es la Vida, Dios es la Verdad, Dios es el Bien, Dios es la Belleza; es decir: Dios es la realización perfecta, infinita y simultánea de todas las cualidades positivas, en un solo Ser.[4]
5. La quinta vía nos mostró a Dios como el Ordenador del Universo, lleno de Sabiduría, Poder y Amor
bondadoso por sus criaturas. Como dice –orando a Dios– el autor del libro de la Sabiduría (11, 20-26):
“…Tú lo has dispuesto todo con medida, número y peso.... Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que has hecho, porque si hubieras odiado algo, no lo habrías creado. ¿Cómo podría subsistir una cosa si tú no quisieras? ¿Cómo se conservaría si no la hubieras llamado? Pero tú eres indulgente con todos, ya que todo es tuyo, Señor que amas la vida.”

3. Respuestas a las objeciones.

1. Los textos bíblicos del principio del Antiguo Testamento reflejan a veces concepciones precarias que el Pueblo de Dios tenía en ese momento inicial de su historia. Dios entabla un diálogo que implica etapas. Y, las primeras etapas no son tan perfectas como las últimas. Y esto es así a causa de la imperfección del hombre, que Dios conoce y asume. Esto explica que en los textos más primitivos del Antiguo Testamento haya “elementos imperfectos y pasajeros” que hacen a “la divina pedagogía del amor salvífico de Dios” (CCE 122, citando DV 15). Textos que muestran a un Dios vengativo, ideas precarias o actitudes éticas deplorables, no pretenden ser Revelación de Dios, sino que expresan las ideas y vivencias que el Pueblo de Dios tenía al comienzo de su proceso catequístico. Y Dios –indudablemente, el más sabio y paciente de los catequistas– soporta esas ideas y actitudes en su Pueblo, y las va corrigiendo poco a poco. Cuando llega la plenitud de la Revelación, con el envío del Hijo y del Espíritu Santo, aquellos errores del Pueblo alcanzan su rectificación final.
Como conclusión general podemos decir que: cuando un contenido del Antiguo Testamento resulta problemático de entender, debemos fijarnos cómo corrige el Nuevo Testamento ese tema y, darnos cuenta que la precariedad del texto antiguo era “paciencia de Dios” que no podía corregirnos todo desde el principio.

2. Si Dios es Perfecto, necesariamente tiene que ser Uno. Pues vemos que cada uno de los “dioses” de la mitología tienen un poder limitado (por el poder de los otros dioses): si hay multiplicidad de divinidades, en realidad, ninguna es divina; es decir, ninguna es perfecta, infinita, omnipotente, etc.
Además, también vimos en la respuesta general, que Dios es absolutamente simple, por lo cual la sustancia divina no puede dividirse.


[1] El concepto de “inmóvil” aquí no significa “quieto” sino que no puede “moverse” hacia una mayor perfección (porque ya es perfecto) y no puede decaer de su perfección (justamente porque es perfecto). O sea: “inmóvil” es sinónimo de perfecto.
Por eso, podemos decir que el concepto de “Primer Motor Inmovil” implica perfección respecto de sí mismo y comunicación respecto de la serie que inaugura.
[2] De hecho, cada vez que digamos que “Dios es Perfecto” está incluido que es Personal. Si no fuera así, nosotros seríamos más perfectos que Él, que nos dio el ser. Y esto es absurdo.
[3] Acto y potencia son realidades metafísicas. El acto significa realización y perfección, mientras que la potencia es pura posibilidad de ser algo.
[4] La reflexión cristiana ha puesto como ejemplo de esto a la luz del sol: es simple y transparente, pero contiene en sí misma todos los colores que existen (como se comprueba al descomponerla con un prisma de cristal).

Las cinco vías para mostrar la existencia de Dios en Santo Tomas de Aquino



Fuentes: En la Suma Teológica: “¿Dios existe?” (I, q. 2, a. 3) y con paralelo en la Suma Contra los Gentiles: “Razones para probar la existencia de Dios (1, cap. 13).

“Santo Tomás, plantea dos fuertes objeciones a la existencia de Dios que es necesario superar.  La primera dice relación al mal: si suponemos entre dos contrarios que uno es infinito, éste anula por completo a su opuesto.  Si hubiese Dios, no habría mal alguno; pero en el mundo hay mal; luego, es preciso concluir que Dios no existe.
            La segunda dificultad propone una “economía de principios” en la realidad: lo que pueden realizar pocos principios no lo hacen muchos. En el supuesto de que Dios no exista, pueden otros principios realizar cuanto vemos en el mundo, ya que las cosas naturales se reducen a su principio que es la naturaleza, y las cosas libres, al suyo que es el entendimiento y la voluntad humana. ¿Por qué, entonces, sería necesario afirmar la existencia de Dios?
Estamos frente a dos objeciones fundamentales que ponen en cuestión la existencia de Dios: una, proveniente de la existencia concreta del mal (que involucra, evidentemente, la libertad); la otra, fundada en una explicación de la realidad que no parece necesitar de la trascendencia. 
En otras palabras, el problema de la existencia de Dios no es meramente algo abstracto, sino que comporta una íntima relación con nuestro modo de situarnos en el mundo.  Es por esta razón que nuestra reflexión sobre la existencia de Dios se vincula íntimamente con la pregunta sobre el origen del mal y la existencia de la libertad, puesto que desde estas experiencias humanas surgen, definitivamente, las más apremiantes objeciones.” [1]


1. Primera vía: por el movimiento.

La primera y más clara vía se funda en el movimiento.

1. Es innegable, y consta por el testimonio de los sentidos, que en el mundo hay cosas que se mueven. [2]
2. Todo lo que se mueve es movido por otro.
2.1.    Nada se mueve más que en cuanto está en potencia, respecto a aquello para lo que se mueve.
2.2.    Mover requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto.
2.3.    No es posible que una misma cosa esté, a la vez, en acto y en potencia respecto a lo mismo, sino respecto a cosas diversas.
2.3.1.    Es, pues, imposible que una cosa sea por lo mismo y de la misma manera motor y móvil, como también lo es que se mueva a sí misma.
         2.4.     Por consiguiente, todo lo que se mueve es movido por otro.
                   3. Pero si lo que mueve a otro es, a su vez, movido, es necesario que lo mueva un tercero, y a éste, otro.
4. Mas no se puede seguir indefinidamente, porque así no habría un primer motor y, por consiguiente, no
    habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más que en virtud del que reciben del
    primero
5. Por consiguiente, es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie...
5.1. ...y éste es el que todos entienden por Dios.


2. Segunda vía: por la causalidad eficiente

1. Hallamos que en este mundo sensible hay un orden entre las causas eficientes.
2. Pero no hallamos que cosa alguna sea su propia causa.
  2.1.    Pues en tal caso habría de ser anterior a sí misma, y esto es imposible.
3. Ahora bien, tampoco se puede prolongar indefinidamente la serie de las causas eficientes:
3.1.    Porque siempre que hay causas eficientes subordinadas, la primera es causa de la intermedia, sea una o muchas, y ésta, causa de la última, y puesto que, suprimida una causa se suprime su efecto, si no existiese una causa que fuera la primera, tampoco existirían las intermedias ni la última.
3.2.    Si, pues, se prolongase indefinidamente la serie de causas eficientes, no habría causa eficiente primera y, por tanto, ni efecto último ni causa eficiente intermedia, lo que evidentemente es falso.
4. Por consiguiente, es necesario que exista una causa eficiente primera...
4.1. ...a la que todos llaman Dios.


3. Tercera vía: el ser contingente y el ser necesario.

1. Hallamos en la naturaleza cosas que pueden existir o no existir, y vemos seres que se producen  y seres
    que se destruyen; por tanto, hay posibilidad de que existan y de que no existan.
2. Es imposible que los seres de tal condición hayan existido siempre, ya que lo que tiene posibilidad de
    no ser, hubo un tiempo en que no fue.
3. Si todas las cosas tienen la posibilidad de no ser, hubo un tiempo en que ninguna existía.
3.1. Si esto es verdad, tampoco debiera existir ahora cosa alguna, porque “lo que no   existe, no empieza a existir más que en virtud de lo que ya existe”.
3.2. Si nada existía, fue imposible que empezase a existir cosa alguna y, en consecuencia, ahora no habría nada, cosa evidentemente falsa.
3.3. Por consiguiente, no todos los seres son posibles o contingentes, sino que entre ellos,
      forzosamente, ha de haber alguno que sea necesario.[3]
4. (Por tanto) ...es forzoso que exista algo que sea necesario por sí mismo y que no tenga fuera de
    sí la causa de su necesidad, sino que sea causa de la necesidad de los demás...
4.1.    ...a  lo cual todos llaman Dios.

4. Cuarta vía: considera los grados de perfección que hay en los seres

1. Vemos en los seres que unos son más o menos buenos, verdaderos y nobles que otros, y lo
    mismo sucede con las diversas cualidades.
2. Pero el más y el menos se atribuye a las cosas según su diversa proximidad a lo máximo.  Por 
    lo cual, el ente verísimo se identifica con el ente supremo.
3. Lo máximo en cualquier género, es causa de todo lo que en aquel género existe. [4]
4. Existe, por consiguiente, algo que es para todas las cosas causa de su ser, de su bondad y de
    todas sus perfecciones...
4.1. ...y a esto nosotros llamamos Dios.


5. Quinta vía: considera el orden del mundo.

1. Vemos que cosas que carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, obran por un fin.
1.1. Esto se comprueba observando que siempre, o casi siempre, obran de la misma
manera para conseguir lo que más les conviene.
1.2. Por donde se comprende que no van a su fin obrando por azar o casualidad, sino intencionadamente.
2. Lo que carece de conocimiento no tiende a un fin si no lo dirige alguien que entienda  y      
    conozca, a la manera como el arquero dirige la flecha. [5]
3. Por lo tanto, existe un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin...
3.1. ...y a esto nosotros llamamos Dios.


[1] Tomado de Cobarruvias, A., “La existencia de Dios”, Ediciones de la Universidad Católica de Chile.
[2] Para Santo Tomás «movimiento» es un término analógico, más fácilmente aplicado a la locomoción, pero también al crecimiento y a las variaciones de las cualidades. También este sentido analógico se atribuye al cambio substancial y, más tenuemente, cuando se dice de la creación, donde no hay una materia preexistente.
[3]  Tomás introduce un razonamiento intermedio que lo salteamos en atención a la claridad, y lo incluimos aquï: “Pero el ser necesario, o tiene la razón de ser de su necesidad en sí mismo o no la tiene.  Si su necesidad depende de otro, como no es posible aceptar una serie infinita de cosas necesarias...”
[4] En esta vía no hay referencia explícita a la imposibilidad de remontarnos al infinito.
[5] Tampoco, al igual que en la cuarta vía, se explicita la imposibilidad del recurso al infinito.