El siguiente vínculo envía a un libro importante. Ténganlo en cuenta antes de cursar Misterio y Misión de la Iglesia, en tercer año.
Raymond Brown - Eclesiología bíblica
lunes, 14 de noviembre de 2016
viernes, 14 de octubre de 2016
Cuestión 20: Modernidad, “posmodernidad” y cristianismo: respuestas cristianas a la “posmodernidad”.
Marcos generales de la
respuesta cristiana.
1. El “principio de
comunión” (a imagen de la
Trinidad): la idea es conjugar los distintos aspectos buenos de la realidad,
manteniendo la unidad en la diversidad. Sin caer ni en la uniformidad, ni en la
división.
2) El “principio de
encarnación” (a imagen de Cristo): todo lo humano verdadero y bueno es asimilable al
Cristianismo, pues “la Palabra
se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1,14), haciéndose semejante a los
hombres en todo, menos en el pecado (cf. Hb 4,15). De aquí se deriva la
evangelización de la cultura, y la “inculturación” del Evangelio. Se produce
así una coordinación subordinada, que pone en comunión lo natural y lo
sobrenatural (a ejemplo de lo divino y lo humano en Cristo).[1]
3) La visión de la realidad
“optimista-pesimista-optimista”: tenemos un optimismo fundamental que afirma que todo lo que Dios ha
creado es “bueno... muy bueno” (Gn 1, 4.10.12.18.21.25.31). Pero no somos
ilusos: sabemos que el mal existe y tiene efectos destructivos (Gn 3ss); no
obstante, mantenemos un optimismo final, basado en la Palabra de Dios, que nos
revela que la historia tiene un final glorioso (Ap 21-22).
Rasgos de la modernidad.
1) Antropocentrismo:
el hombre como centro del universo, sin referencia a Dios. El “superhombre”. La
“muerte de Dios”.
2) Individualismo.
3) Racionalismo:
confianza ilimitada en las posibilidades de la inteligencia humana para controlar
la realidad, incluso las
Cuestión 18: La materia ¿lo explica todo?: el big bang y la teoría de la evolución.
1. La crisis del concepto de materia. Las investigaciones de la física contemporánea han
revelado que la estructura de lo real-visible es tan heterogénea y compleja,
que es irreductible a una sola forma de realidad (más bien homogénea), que es
lo que se intentaba designar con el nombre de “materia”. Pues, además de las
partículas clásicamente conocidas, hay “redes de interacciones mutuas... campos
de fuerza... el marco global del espacio-tiempo... y se siguen descubriendo no
sólo nuevas partículas, sino nuevos tipos de fuerzas, aparentemente
irreductibles a las hasta ahora conocidas”.[1]
Las definiciones de materia que se han
pretendido sostener en la actualidad, son bastante poco sólidas: “materia es
todo lo que tiene cualquiera de las propiedades que la ciencia atribuye a las
cosas” (M. A. Quintanilla), que es más o menos
Cuestión 17: Dios y el problema de la existencia del mal.
El problema más agudo que nos suelen presentar las
personas que no creen –y también algunos creyentes– es: “Si Dios es tan bueno
¿por qué permite que pasen tantas cosas malas?”.
La
respuesta que nos da la Palabra de Dios es muy clara al respecto, y la
podríamos sintetizar en las siguientes afirmaciones:
1. Dios no quiere ni causa el mal (ver Génesis 6, 5; Job 34, 10-12;
Santiago 1, 12-18; Catecismo 214-221 y 309-311).
2. Dios crea un mundo ordenado y bueno
(ver Génesis 1-2; Catecismo 299 y 374-379).
3. Dios crea al hombre realmente libre. Y esto es bueno
(ver Deuteronomio 30, 15-20; Eclesiástico 15, 11-20; Catecismo 306-308 y
1730-1742).
4. Dios quiere que el hombre haga fructificar su
libertad para el amor y la comunión (ver Mateo 5 al 7; Catecismo
1822-1829).
5. Cuando el hombre dirige su libertad
hacia el mal:
5.1. Dios no anula
la verdadera libertad que otorgó al hombre. Y esto es bueno.
5.2. Dios sabe sacar
bienes de estos males que el hombre causa. Y esto es bueno (ver
Romanos 8, 28... ¡Y la Pasión y Resurrección de Jesús!; Catecismo
312-314).
6. Solamente corre el riesgo de un mal
definitivo –la condenación eterna–, quien se haya dedicado a perseverar en
hacer el mal (ver Mt 7, 13-14; Catecismo 1033-1037).
7. Porque Dios nos asegura un final de
felicidad eterna para quien haya optado por el bien (ver Mateo 25, 31-46;
1023-1029 y 1042-1050).
Hago notar que en estas 7 afirmaciones
sintéticas evito usar expresiones que incluyan el verbo
Cuestión 16: Sobre las riquezas del Vaticano.
Las siguientes reflexiones pretenden
iluminar el cuestionamiento que se hace a veces a “las riquezas del Vaticano”.
1.
La perspectiva económico-solidaria. En primer lugar, hay que
preguntarse si vender todo lo que hay en el Vaticano para asistir a las
personas más necesitadas es bueno para las mismas personas necesitadas. ¿Por
qué? Porque si se vende todo lo que hay en el Vaticano –cuando se acabe lo
producido por esa venta– ya no se las podrá ayudar más. En cambio, si se
conservan esos bienes –que producen una entrada permanente de dinero: las
entradas del Museo Vaticano; las estampillas del Correo Vaticano, etc.– se
puede seguir ayudando por un tiempo ilimitado. Dicho en números: si yo vendo
algo en $ 5000 y lo reparto, ya no me queda nada. Si yo lo conservo y, cada año
recaudo $ 500, puedo ayudar permanente; y cada diez años sumo los $ 5000 que
Cuestión 13.3: Magisterio de la Iglesia
1. Textos sobre el tema.
1.1. Leer Catecismo 85-88.
1.2.
Código de Derecho Canónico,
cánones 749 y 750, incluido el inciso 2 del canon 750,
según la nueva formulación introducida por Juan
Pablo II, Motu Proprio “Ad tuendam fidem”, 18 de mayo de
1998. El texto dice:
749 1. En virtud de su oficio, el Sumo Pontífice
goza de infalibilidad en el magisterio cuando, como supremo Pastor y
Doctor de todos los fieles, a quien compete confirmar a sus hermanos en la fe, proclama
mediante un acto definitivo la doctrina que debe sostenerse en
materia de fe o de costumbres.
2. También tiene infalibilidad en
el magisterio el Colegio Episcopal cuando los Obispos reunidos en
lunes, 12 de septiembre de 2016
Cuestión 10: Los signos de la Revelación
Cuestión 10.1-2. Expuestas
en clase.
10.1. Textos bíblicos: Mt 11, 20-24; Jn 6,26 muestran el principio “de fondo”.
- Mt 12, 38-42: lo importante es
estar atentos al kerigma y a la sabiduría de Jesús.
- Mc 2, 1ss; Lc 17, 12-19 muestran
el mismo principio, en lo concreto.
Cuestión 10.3. Cristo,
signo por excelencia de la Revelación.
1. La importancia del
"ver" con relación a la fe, según el NT.
La fe
es, en definitiva, la respuesta a la Palabra que Dios dirige al hombre
acompañada por signos que la acreditan como digna de ser creída. “¿Cómo
creerán en Aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se le predique?” (Rm
10,14). Pero sabemos que esa predicación apostólica se genera en la experiencia de los que como Juan pueden
confesar: “lo que hemos visto con nuestros
Cuestión 9. Finalidad de la Revelación
FINALIDAD
DE LA REVELACIÓN.[1]
La vía de la finalidad es la
tercera vía sugerida por el Concilio Vaticano I para llegar a la inteligencia
de los misterios cristianos. Buscamos ahora la inteligibilidad del misterio en
su causa final.
Podemos considerar la
revelación desde el punto de vista del hombre o desde el punto de vista de
Dios. En perspectiva tcocéntrica, diremos que la revelación está ordenada a la
gloria tic Dios; en perspectiva antropocéntrica, afirmaremos que está ordenada
a la salvación del hombre. Pero es sólo cuestión de perspectiva, porque el
hombre alcanza la salvación, glorificando a Dios; y, salvándose, glorifica a
Dios.
I. LA REVELACIÓN ESTA ORDENADA A LA SALVACIÓN DEL
HOMBRE
La
revelación
está ordenada a la fe, y la fe, a la salvación. La finalidad de la revelación,
desde un punto de vista antropocéntrico, es la salvación del hombre; en términos
más positivos, la visión, la participación en la
martes, 16 de agosto de 2016
Cuestión 8b – Testimonios romanos y judíos sobre Jesús y los cristianos.
1. PLINIO, el Joven, en el año 112. 91
En
el año 111, el emperador Trajano envió a Bitinia -provincia del Asia Menor- un
legado suyo, el procónsul Plinio el Joven. Este transmitió una carta al
emperador Trajano interrogándole sobre la conducta a tener con los Cristianos. Plinio declara que la investigación que
ha llevado a término le ha mostrado
que el cristianismo es una gran superstición.
Por lo que respecta a las prácticas cristianas existe un único punto
significativo: "se reúnen antes de salir el sol, cantan himnos a Cristo, como si fuese dios" [essent soliti
stato die ante lucem convenire carmenque
Christo quasi deo dicere] (Ep. X, 96,7)92. Este texto
atestigua, de forma neta, el culto a Cristo pero no
precisa más. La expresión Christo quasi deo parece
indicar que, para él, Cristo no era un dios como los que
adoraban los otros hombres. No sin razón, ya hace años el escritor
judío J. Klausner subrayó el notable valor de esta carta como documento
sobre el cristianismo en cuanto movimiento religioso. Es evidente,
a su vez, que el texto no es independiente de la tradición cristiana primitiva,
ya que fue a través de interrogatorios a cristianos como Plinio el
Joven conoció lo que comunica a Trajano93.
2. TÁCITO, hacia el año 115
Se trata de un
testimonio romano más explícito, nada favorable a los cristianos, en ocasión
del incendio de Roma del año 64, en el cual explica
que: "para cortar de raíz este rumor (de que Nerón había incendiado Roma), pretextó unos culpables: personas
odiadas por sus delitos, y a quienes el pueblo llamaba cristianos. Y los
entregó a los más refinados
castigos. El fundador de este nombre, Cristo, había sido ejecutado, bajo el gobierno de Tiberio, por el procurador
Poncio Pilato. Pero la detestable
superstición (exitiabilis superstitio), reprimida por el momento,
volvió a resurgir" (Annales XV: 44,4s.). Es de
suponer que Tácito no
verificó lo que dice sobre Cristo y Poncio Pilato, dado el tono despreciativo
con el que habla de la "detestable superstición" de los cristianos.
Probablemente se remite a relatar lo que los cristianos mismos afirmaban y
recuerda tres hechos históricos de peso: la ejecución de Jesús por un suplicio romano; el procurador Poncio Pilato; y el origen
judío del nuevo movimiento religioso94.
3. SUETONIO, hacia el año 120
En
su Vida de Nerón, Suetonio menciona la persecución de los cristianos,
pero no dice nada sobre qué reclamaban. En su Vida de Claudio habla
marginalmente de la expulsión de los judíos de Roma y señala que Claudio:
"expulsó de Roma a los judíos que, bajo el influjo de Chrestos, no
cesaban de agitarse" (ludaeos impulsare Chresto assidue tumultuantis Roma expulit: XXV,11). Los Hechos
de los Apóstoles nos recuerdan este mismo
decreto: "Pablo encontró en Corinto un judío llamado Áquila, que acababa de llegar de Italia a causa
de un edicto de Claudio que ordenaba
a todos los judíos que se alejasen de Roma" (Hech 18,2). Áquila es
considerado un judío discípulo de Jesús. La insurrección de la cual habla
Suetonio y que tiene origen en un "cierto Chrestos", ¿no podría reflejar una querella interna de la
comunidad judía de Roma donde los partidarios y los adversarios de
Cristo se oponían? La identificación de Chrestos
con Cristo es común actualmente, ya desde E. Renán (1869), seguido
por M. Goguel en campo protestante, J. Klausner
en campo judío, L. Duchesne y P. Battifol, entre los historiadores católicos clásicos95.
4. FLAVIO JOSEFO: un escritor
judío habla de Jesús
Tácito,
Suetonio y Plinio hablan de Cristo, en cambio el judío Flavio Josefo habla
de Jesús siendo el primer y más importante "testigo" de la vida y de la actividad de Jesús. Ahora bien, ¿lo cita
una o dos veces? Veamos en primer
lugar, la cita que no comporta dificultad, texto redactado entre el 93/94:
"Después
de la muerte del procurador Festus (año 62) y antes que su sucesor Albinus llegase,
el gran sacerdote Anan reunió un Consejo ante
el cual hizo presentar Santiago, hermano de Jesús, llamado el Cristo y algunos otros. Le acusó de haber violado la Ley y les condenó a ser apedreados" (Ant
20: IX,1).
Precisamente en la
epístola a los Gálatas, Pablo habla de "Santiago, hermano del Señor" (1,19). Normalmente se piensa que se trata
del mismo personaje que se encuentra
en Hech 12,17; 15,13 y 21,1896. Pero el interés de este primer texto de Josefo es su mención de Jesús. Pero
¿quién era este Jesús? Esto nos lleva al escrito más famoso de Flavio Josefo, conocido comúnmente como el Testimonium
Flavianum. Pocos textos históricos
han sido más frecuentemente citados, más apasionadamente rechazados y
denunciados como falsedad literaria, o defendidos con fuerza y editados
con cuidado, que el llamado Testimomum Flavianum,
un breve texto que habla sobre
Jesús en Antiquitates Judaicae
XVIII, 4.397.
Tal
como afirma el judío S. Pines, editor de la versión árabe de este texto, si es
auténtico, contendría el testimonio más antiguo sobre Jesús, escrito por un
hombre que no era cristiano98. Tal afirmación, escrita en 1971,
tiene una gran importancia y ha replanteado de nuevo este importante testimonio, ya
que hasta entonces parecía muy difícil, por análisis interno, que fuera auténtico. De hecho el descubrimiento de S. Pines
aporta una respuesta a ciertas
aporías que presenta el texto de Josefo más conocido. En efecto, existe
otra recensión diferente del Testimonium que poseemos, que se encuentra en una obra árabe
del siglo X, la
Historia Universal de Agapius, obispo melkita de Hierápolis en Siria. Veamos ahora el
texto original propuesto y en paréntesis recogeremos los complementos del texto tradicional del Testimonium Flavianum:
"En
esta época vivía un hombre sabio, llamado Jesús [si se le puede
llamar un hombre], cuya vida era perfecta y realizó obras admirables (='paradoxon'): sus virtudes
fueron reconocidas y muchos judíos y paganos se hicieron
discípulos suyos [era el Mesías-Cristo]. Pilato
le condenó a la muerte en cruz [los que lo habían
amado durante su vida no lo abandonaron después de su muerte].
Los que eran discípulos predicaron su doctrina. Afirmaron
que se les había aparecido como viviente después de tres días
de su pasión [se les apareció como viviente y resucitado al
tercer día, tal como los santos profetas habían predicho que realizaría
milagros. Es de él, donde los Cristianos que encontramos aún
ahora, han sacado su nombre}. Quizá era el Mesías acerca del
cual los profetas habían contado tantas maravillas... Y hasta hoy día existe la
comunidad de los cristianos que se denominan así en referencia a él".
Pueden
advertirse notables diferencias, así no se encuentra la frase "si
se le puede llamar un hombre"; no se dice que "se les apareció" sino que
"afirmaron que se les había aparecido"; no se añade que "era el Mesías-Cristo", sino que "quizá era
el Mesías-Cristo". Como se puede
observar estos puntos son los que precisamente creaban dificultad para aceptar la autenticidad de este Testimonium
Flavianum. Es por esto que la
hipótesis del historiador judío S. Pines parece verosímil y es
significativa para la imagen de Jesús de Nazaret en el ámbito judío, no cristiano.
En efecto, el texto
de Flavio Josefo confirma, no solo la historicidad de Jesús, sino que a su vez
atestigua que entre los mismos judíos gozaba
de reputación como hombre sabio y
virtuoso. Además muestra que Josefo conocía la fe de los cristianos en la
resurrección. Un punto final es interesante tener en cuenta: mientras el texto
tradicional implicaba a los judíos
notables en la condena de Cristo, la versión árabe -probablemente la más
original- ¡carga toda la responsabilidad en
solo Pilato!99.
En
definitiva, aparte del testimonio más relevante de Flavio Josefo, lo que los
escritores romanos citados nos dicen sobre Jesús es bastante reducido, y si exceptuamos Tácito, tan solo nos
muestran la existencia de comunidades
de creyentes que se referían a Cristo. La pobreza de estos datos tiene también sus analogías. Así, por ejemplo, Herodoto habla de la religión de los persas sin
nombrar Zoroastro, y Dión Casio narra la revuelta judía bajo Adriano sin
escribir el nombre de Bar Kojeba. Es
evidente, además, que antes que una religión sea un acontecimiento histórico visible, los
historiadores no pueden hablar del fundador de esta religión, y esto
para el cristianismo no sucedió hasta el
primer tercio del siglo II. Por esta razón, aunque "es poco" cuantitativamente
lo hallado, podemos afirmar ya "es mucho" para la confirmación
de la existencia histórica de Cristo100.
Concluyendo,
pues, y a pesar de su austeridad, las noticias de estos autores
sobre Jesús -especialmente Tácito y, sobre todo, Flavio Josefo- nos
confirman su historicidad y permiten controlar distintas datos de la tradición
cristiana primitiva que se pueden resumir así:
- Un cierto "Cristo", originario de Judea, que realizaba milagros ["obras admirables": flavio JOSEFO], fue ejecutado por el procurador Poncio Pilato (años 26-36,) bajo el principado de Tiberio [cf. TÁCITO; flavio josefo] ;
- Hacia el año 50, los judíos en Roma se querellaron bajo el nombre de Chrestos [cf. SUETONIO];
- En el año 64, Nerón persiguió y ejecutó seguidores del Cristo [cf. tácito y suetonio];
- Hacia el 93/94, existía la comunidad de los "cristianos" en referencia Cristo [cf. FLAVIO JOSEFO];
- En el año 112, hubo una investigación sobre las actividades de los cristianos: se reunían un cierto día a la semana para cantar himnos a Cristo y para compartir la cena en común [cf. PLINIO el Joven].
Notas
91.
Cf. estos autores con los textos citados
en, R. Penna, Ambiente histórico-cultural de los orígenes del cristianismo, Bilbao
1994, 295-351, y, más brevemente, P.M. Beaude,
Jesús de Nazaret, Estella 1988, 11-18.
92.
Plinio el Joven, Cartas, Madrid
1917, 175.
93.
Cf. J. Klausner, Jesús
de Nazaret (1907), Buenos Aires 1971, 58s.; cf. la síntesis de G. Theissen, El Jesús histórico, 100-102;
sobre la relación con la Eucaristía, cf. J. Jeremías, La
última cena, Madrid 1980,146.
94.
Cf. el texto en,
Tácito, Anales XI-XVI, Madrid 1986, 244s., n" 471; sobre la validez de este texto, cf. J.P. Meier, Un judío
marginal 1, 109-111.110, donde subraya que es
"obviamente auténtico".
95.
Cf. el texto en,
Suetonio, Vidas de los doce Césares II, Madrid 1968,102s.; cf. la expresión
"cristianos" (Hech 11,26; 26,28; 1 Pe 4,16) la cual en el manuscrito
Sinaítico de primera mano se lee Chrestianoi y en el manuscrito Vaticano
consta como Crístianoi.
96.
Cf. J. Cantinat, Introducción
crítica al Nuevo Testamento II, Barcelona 1983, 78-83; P. Winter, Jesús
y Santiago según Josefo en, E. Schürer, Historia del pueblo judío en
tiempos de Jesús I, Madrid 1985, 550-567.
97.
Cf. la síntesis
sobre su interpretación reciente de, L. García Iglesias en, Introducción general a Flavio Josefo, Autobiografía. Contra Apíón, Madrid 1994,58-62
(El "testimonium
Flavianum"), y C. Vidal, El
judeo-cristianismo palestino en el siglo I, Madrid 1995,36-46.
98.
An Arabic Versión ofthe
Testimonium Flavium and its Implications, Jerusalén 1971, 5; cf. R.E. Brown/J.P. Meier, Antioch and R.ome,
New York 1983, 100-102.
99. Cf. la comparación
realizada por el mismo S. Fines, An Arabic Versión, 14-73.72, y que concluye
así: "According to this hypothesis Jesús was described by Josephus (just as he was by Matthew 1,16) as ho
légamenos cbristós not only because his adhe-rents considered that this title was rightfully his, but also because at
that time everyo-ne, both adherents
and oponents, knew that this was a cognomen peculiar to Jesús"; A.M. Dubarle, Le témoignage dejosephe sur
Jesús d'aprés la tradition indirecte: RB 80 (1973) 481-513; Le témoignage dejosephe sur Jesús d'aprés des
publications recentes: RB 84
(1977) 38-58.58, donde aporta el testimonio de un nuevo texto árabe, Kttab
al-Kafi de un autor del siglo XIII, próximo a Alejandría, que sigue
el texto antiguo cuyo valor estaría en que
"nous reseigne done, sur la notoriété de Joséphe chez les chrétiens de Syrie"; cf. la presentación de los textos en,
AA.VV, Flavio Josefo, Estella 1982, y, sobre todo,
el análisis detallado y reciente de J.P.Meier, Un judío marginal 1, 79-108.
100. Cf. M.J. Harris, References to Jesús in Early Classical Autbors en,
D. Wenham (ed.), The Jesús Tradition Outside the Gospels: Cospel
Perspectives 5, Sheffield 1984,343-368; la síntesis actualizada de C.A. Evans, Jesús in non-cbrístian
sources en, B. Chilton/ C.A. Evans (eds.), Studying
the Histórica! Jesús, Leiden 1994,442-478, y G. Stanton, ¿La verdad del evangelio?, Estella 1999, 167-173.
Tomado de S.
Pié-Ninot, La Teología Fundamental, Secretariado Trinitario,
Salamanca, 2001, pp. 361–365.
Cuestión 8: el acceso histórico a Jesús de Nazareth
Cristología Fundamental
Jesucristo y el Hombre: la
credibilidad de Jesús de Nazareth.[1]
La
Cristología Fundamental
está inserta en la reflexión de la Teología Fundamental
y busca dar respuesta a las preguntas que nacen alrededor de la persona de
Cristo: ¿Quién es Jesús? ¿Por qué Dios se hizo hombre? ¿Jesús ha existido
verdaderamente?... Busca responder a
un por
qué y así fundamentar la credibilidad
en Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios. Estas razones son válidas
también para el diálogo con un no creyente.
La Iglesia a lo largo de la historia, mantuvo su reflexión sobre
la figura de Cristo como signo y mediador. Él es el centro de la fe y de la Revelación Cristiana.
El Concilio Vaticano II dio un aporte importante para ampliar esta reflexión
renovando el planteo de la centralidad de la figura de Cristo, no solo como
Revelador, sino también como cumbre de la Revelación (DV 2 y 4). Jesús es personal,
concreto, pero el mismo tiempo es universal, porque es una Persona
Divina. Él es la Palabra
universal y definitiva del Padre al mundo.
Para fundamentar su por qué, la Cristología Fundamental
emprende un estudio-búsqueda que se puede dividir en cuatro partes: [2]
- Introducción teológico-epistemológica: es decir, ¿qué podemos saber desde la fe sobre Jesús como signo, mediador y plenitud de la Revelación Divina?
- La memoria de Jesús: es decir, analizar los recuerdos sobre Jesús que conservó la comunidad apostólica, teniendo en cuenta las tres etapas que nos recuerda DV 19 (Jesús, los Apóstoles, los evangelistas). Esto se realiza a través de un estudio histórico, utilizando fuentes de distintos testimonios, como también de ámbitos extracristianos y extrabíblicos.
- El testimonio de la Pascua: mostrar la credibilidad de la resurrección de Jesucristo a través de los testimonios históricos de los hechos, las apariciones, textos bíblicos, etc.
- El misterio de Cristo: profundizar la importancia de Jesús para el hombre y para la sociedad.
En
este resumen sólo consideraremos los dos primeros temas, particularmente el
segundo.
1.
Introducción teológico-epistemológica
Para empezar esta reflexión sobre Jesucristo, vamos a
recurrir a los textos conciliares en particular DV 2: “la verdad intima acerca
de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación de
Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda revelación.” Y a través
de una lectura atenta del texto bíblico podemos aclarar estas dos definiciones
de Jesús:
– MEDIADOR: Cristo es el Hijo amado, en el cual Dios se complace,
es aquel que da a conocer y realiza la voluntad del Padre. Jesús es a la vez el
mensajero y el contenido del mensaje de la salvación. Y, por ser verdadero
hombre, puede ser mediador competente, hablándonos en lenguaje humano.
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